Dirigido por Bachir Attar

Thunder on the mountain, rolling like a drum
Gonna sleep over there, that’s where the music coming from
I don’t need any guide, I already know the way

Bob Dylan – Thunder on the Mountain

A finales de los años cincuenta, cuando la Beat Generation emprendió su búsqueda poética hacia Oriente, un viaje que pronto los llevaría hasta la India —fuente de inspiración para George Harrison, The Beatles, el rock psicodélico de Hendrix o de The Byrds—, Tánger se convirtió en un auténtico crisol de creatividad.

Tras la instalación de Paul Bowles y su esposa en 1947, los fundadores de la Beat Generation, como Irwin Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs y Peter Orlovsky, se alojaron en la ciudad portuaria y contribuyeron a intensificar el aura de su imaginario fantasmal. En la misma línea, el pintor, poeta y performer Brion Gysin se mudó a Tánger en 1950 y, junto con el pintor Mohamed Hamri, cofundó el café-restaurante 1001 Noches, donde los músicos de Jajouka actuaban regularmente antes de la llegada de Brian Jones en 1968.

Desde la Antigüedad hasta nuestros días, los instrumentos de viento, con su zumbido y su respiración continua, han acompañado músicas de éxtasis y de despertar, con un fuerte contenido terapéutico. El viento del espíritu —evocado por Rûmî— se insufla a través de instrumentos como la doble flauta india satâra, las clarinetas de caña con doble o triple tubo, como el arghul egipcio o el launeddas sardo, y los oboes de sonido estridente: la zurna kurda, el zumar tunecino, el mizmar egipcio, el shehnai indio o la ghaïta del Magreb.

La música del pueblo de Jajouka, a los pies del Rif, se produce con este tipo de oboes y resuena como un trance antiguo y telúrico que ha fascinado, entre otros, a The Rolling Stones, Maceo Parker, Ornette Coleman, Talvin Singh, Bill Laswell y tantos otros.