UNA CIUDAD DE ARTE E HISTORIA

Aunque sea animada y hospitalaria, Fez no revela  fácilmente sus secretos. Desde lo alto de las colinas donde parecen dormir las tumbas de la necrópolis meriní, se extiende un mar de tejados cobrizos y fortificaciones  salpicadas de luz. Protegen un patrimonio material e inmaterial que necesita tiempo para revelarse, pero cuyo viajero adivina el carácter deslumbrante de un vistazo.

Fez, que fue durante siglos una capital política e intelectual de Marruecos, se había convertido en un lugar de encuentros e intercambio de culturas y saberes. Los pensadores, investigadores, artistas, hombres y mujeres de piedad que acoge son innumerables.

 

Así por ejemplo, se informa de que Silvestre II, Papa de 999 a 1003, estudió allí en su juventud antes de introducir los números arábigos en Europa. En el siglo XII, Maimónides, médico y filósofo judío, enseñó en Al Quaraouiyine que sería la más antigua universidad en actividad de hoy en día. Su obra es una maravilla ilustración de la simbiosis de la cultura judío-islámica que prevaleció en la Andalucía medieval y cuyo eco resuena aún en Fez.

 

UN EVENTO UNIFICADOR

Bajo el Alto Patrocinio de Su Majestad el Rey Mohammed VI, el Festival de Fez de las Músicas Sagradas del Mundo y su Foro, creados respectivamente en 1994 y 2001, se inscriben en la tradición erudita, artística y espiritual de la ciudad. Desde su creación, estos eventos han conocido un éxito  creciente. El Festival de Fez fue designado en el 2001 por el O.N.U. como uno de los eventos destacados que han contribuido en el diálogo de civilizaciones.

Magnético, el evento reunió a artistas de renombre internacional de todos los horizontes, cuyo punto común es la búsqueda de lo sagrado. Citamos algunos de ellos: Joan Baez, Patti Smith, Björk, Ben Harper, Paco de Lucía, Ravi Shankar, Sabah Fakhri, Kadhem Saher, Munir Bashir, Asma Lamnawar, Wadi al Safi, Julia Boutros, Sheikh Yasin al Tuhami, William Christie, Barbara Hendricks, Jessie Norman, Jordi Savall y Montserrat Figueras, Tereza Berganza, Jean-Claude Casadesus, Archie Shepp, Randy Weston, Youssou N’Dour o también Salif Keita.

Veintitres ediciones y buenas sorpresas, ya que el Festival se presenta también como un vivero que revela al público talentos aún desconocidos o que apoya proyectos atrevidos, recién salidos de la imaginación de músicos y poetas aventureros. En los últimos años, bajo la impulsión de su director artístico, el Festival inicia también creaciones pluridisciplinarias de gran escala presentados en la inauguración. Cerca de 90 artistas se han sucedido, en algunas ocasiones, en el escenario.

UN PATRIMONIO REVITALIZADO

La diversidad de propuestas artísticas, desde estas creaciones de prestigio a las populares Noches sufíes a través de los sesenta conciertos y espectáculos, toma forma en el casco viejo.

Las festividades están desplegadas en sitios con alto valor patrimonial que merecen ser (re) descubiertos y valorados: la grandiosa plaza de Bab Makina donde se celebraban antiguamente las ceremonias oficiales del palacio real, pero también los riads de la medina explorados a lo largo de tres noches de espectáculos – y otros lugares más.

“EL ESPÍRITU DE FEZ” A TRAVÉS DEL MUNDO

Junto con el Festival, se ha desarrollado una red internacional de apoyo y de mediatización. Así en el año 2006, nació en Estados Unidos la Organización Spirit of Fès Inc., que organiza, cada dos años, un programa musical así como el Foro, a través de veinte ciudades, entre otras, Nueva York y su conocido Carnegie Hall. Hoy en día, periodistas y personalidades lo relevan con una fidelidad irrefutable.

La difusión de este “Espíritu de Fez” continua así irradiando hacia diferentes ciudades del mundo. Inspira la creación de manifestaciones similares y llama cada año cerca de 100.000 viajeros y habitantes que vienen a celebrarlo.

Su mensaje sigue siendo un tema candente: el diálogo de las espiritualidades a través de la música y la promoción de una cultura de paz promoviendo una universalización plural, respetuosa de los valores éticos y espirituales.