La quinta cuerda, con misteriosos orígenes históricos, aquella que el legendario Zyrîab añadió al laúd, se revela, de cierta manera, como el símbolo del eslabón perdido: el del éter, el alma del cosmos. La música de las esferas y los planetas imaginada por Pitágoras (siglo VI a.C.) se convertiría más tarde en una inspiración para grandes eruditos árabes como Al Kindî (siglo IX) o Al-Fârâbî (siglo X).

Andalucía, quizás incluso más que el símbolo de una civilización basada en el encuentro de las tres religiones monoteístas, es a través del personaje de Zyriâb, la expresión de una circulación entre

Oriente y Occidente. Primero, está el eje Bagdad – Córdoba que, en medio del antagonismo entre las dinastías abasí y omeya, generará el florecimiento de un refinamiento excepcional. Luego, surgirá una cultura hispanoárabe. La práctica de recital llamada “sawt” instituida por Zyriâb continuará en el arte de la nûbat, las cantigas, la jota, las canciones ladinas y a pesar de las reservas de algunos musicólogos, el flamenco.

Esta idea de una Andalucía armoniosa, donde la belleza de la naturaleza, las estrellas, nutrida por el conocimiento de los Antiguos y la antigua poesía beduina, donde los textos sagrados de la Torá, la Biblia y el Corán coexistían, es el último refugio de una visión de la existencia enfrentada, entre otras cosas, a los desafíos ecológicos de nuestro tiempo

El programa propuesto para esta nueva edición se inscribe en la diversidad cultural defendida por este festival durante 26 años. Cada concierto propuesto será una invitación a desembarcar en las orillas de la emoción, el conocimiento y tal vez para algunos, quién sabe, el éxtasis, como en el pasado donde cada orilla llamaba a la otra, constantemente, necesariamente, desde la antigüedad.

Alain Weber

Director Artístico